miércoles, 13 de mayo de 2020

James' birthday

El lunes pasado por la noche recibí un mensaje de Mónica que me decía: "Mañana es el cumple de James, te gustaría venir a casa a cenar algo? Cumple 40 y está depre porque no puede celebrarlo como pensaba. Prepararemos cosas ricas y hemos comprado cervezas. Vendrán 3 amigos que ya lo han pasado" "Ah, pues me encantará, gracias por la invitación ". La verdad es que el día que estuve cenando en su casa estuve muy a gusto, y si solo iban a ir 3 amigos más, a mi introversión le pareció "abarcable". 

Quedé en que llevaría una tarta de batata, pero luego me acordé de una especie de parche redondo que había visto en Pinterest que decía "Plague survivor" con una cabeza con la máscara esa de pico de la peste y pensé: "Esta es la mía; nos hago unos badges a todos los ex-apestados!" Por la mañana fui a imprimirlos en color en la tienda de electrónica de en frente del Mercadona, y a mediodía, después de la rehabilitación, ya estaba manos a la obra. 


Les puse una especie de goma-eva de un mouse mat que había guardado hace años por si me servía para algo, les pegué un imperdible por detrás con cinta guiri, los "plastifiqué" con cinta de embalaje, y los metí en bolsitas individuales; quedaron la mar de profesionales en su cutrerío.


A las ocho, con los aplausos, yo acababa de meter el hojaldre en el horno. Cuando al acabar "Resistiré" Iván puso el cumpleaños feliz de los Parchís en honor de James y aparecieron los futuros invitados por la calle con globos en las manos, estaba pitándome el temporizador para que rellenara el hojaldre, y emlpezara a contar la media hora de horneado de la tarta.

Al rato recibí un mensaje de Mónica diciéndome que ya estaban en casa, que bajara cuando quisiera, así que en cuanto la tarta estuvo lista fui para allá.

Allí estaban ya acoplados María y George (creo) que eran pareja y el chico indio -de cuyo nombre no quiero acordarme porque es muy raro- que está viviendo en casa de James, a quien de hecho yo había conocido muy fugazmente el día que estuve cenando con Mónica y James, que subió para que le dieran no se qué.  No sé si era amigo de antes o a raíz de ser su inquilino; creo que de antes.

Desde el principio me sentí muy a gusto y muy bien recibida e integrada, todo muy fluido y muy natural. En un momento dado les pregunté que si habían pasado la Covid-19 como introducción a la entrega de las chapas, y resulta que, Rashesh le vamos a llamar, no lo había pasado a pesar de llevar toda la cuarentena básicamente jugando con fuego porque vive solo y no aguanta el aislamiento. Pero bueno, yo saqué las chapitas y le di una a él también, a fin de cuentas era también "survivor". A todo el mundo le encantaron -de hecho se sorprendieron de que estuvieran hechas a mano- y se las pusieron there and then.

La cena genial, todo muy rico, la conversación muy grata, muchas risas, muy a gusto. Ningún vecino llamó a la policía para denunciarnos, a pesar de que Rashesh se bajó a fumarse un cigarrito y a la vuelta se partía diciéndonos que se oía TODO desde la escalera... menos mal que tenemos vecinos majos.







Sobre las doce los invitados se empezaron a poner un poco nerviosos inventando excusas por si a la vuelta a casa (viven en Latina y Embajadores) les pillaba la autoridá, porque no se puede estar en la calle a partir de las once de la noche; al final ganó la opción de que se llevaran alguna medicina y decir que habían bajado a por ella. Pero yo como solo tenía que subir dos pisos, a la una menos cuarto creo que era, me despedí y les dejé a ello.

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