martes, 31 de diciembre de 2013

Google doodle 2013-4

Estamos ya en la recta final... el cuatro está ya todo nervioso, esperando salir a escena -miradle cómo mira de reojo en plan: "¿Me toca ya?" "Nooo, espera un poco." "¿Y ahora?" "Nooo, aún no..." "¿Ya?" "¡Que no joder, que aún no! Ya te avisamos cuando te toque... déjanos hacer nuestro chou hasta el final!"  ¡Trescientos sesenta y cuatro días llevan ya los tíos bailando infatigables, aguantando ahí el tirón, que se dice pronto!...

Mención especial para el número dos y cómo mueve las manitas. El uno tampoco está mal, las manos fijas y pasito a un lado, pasito al otro... todos con sonrisa de "¿lo estoy haciendo bien, mamá? Es así, ¿no?"


Es que me acabo de topar con este google doodle y no me puedo resistir a dejarlo aquí como testigo de estas fechas; me ha encantao.

Pues ná... ¡a ver qué nos depara el 2014! ¿Alguna rima interesante con el año que empieza?

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Allanamiento de morada. Segunda parte

Me desperté el lunes sabiendo lo que me tocaba; entrar en casa de Jorge. Intenté por si acaso llamar a su amigo Juan para razonarle que quizás era mejor que viniera y entrara él. Así se desarrolló la conversación más o menos:

-Yo había pensado que quizás es mejor que pases tú, que eres su amigo.
-Pero, ¿para qué te dio las llaves a ti?
-Me las dio hace tiempo, cuando vivía su madre, por si pasaba algo... no sé.
-Bueno, entonces puedes pasar, yo creo.
-(¿comorr?) Vale, mira -derrotada- ahora voy. Te llamo en cuanto sepa algo.

Total, que cogí las llaves del ganchito del que solo se descolgaron en una única ocasión en que Jorge las necesitó, y bajé los ocho escalones que me separan de su rellano aferrándome a ellas. Oí una puerta cerrarse un piso más arriba y pasos bajando... ¡mi vecino Hector!

-Tengo un marrón -le solté en cuanto le tuve delante- Jorge está desaparecido desde hace tres días y tengo que entrar a ver si está dentro. No sé ni lo que me voy a encontrar.
-Ostras -dijo Hector con la cara de circunstancias que requerían las circunstancias- ¿Quieres que me quede aquí por si... ?
-Pues sí, si no te importa... 

Con gran acojone en el cuerpo, metí la llave en la cerradura y abrí la puerta -juro que chirrió. Al hacerlo vi un pasillo oscuro, con papeles y bolsas y cosas por el suelo. Olía todo a cerrado, a rancio. "¡Jorgeee! Jorge... soy yo, Laura!" No recibí respuesta. Intenté encender la luz, pero no funcionaba. Probé en otro interruptor más adelante, con el mismo resultado. Todo estaba muy oscuro; tanto que tuve que volver a casa a por una linterna.

La única linterna operativa que encontré fue una de esas que van con dinamo. Las pilas "auxiliares" se le gastaron, de manera que para que dé luz hay que darle a la manivela constantemente, y en los periodos entre "apretones" apenas ilumina. Pero es lo que había. Pertrechada con ella me volví a adentrar en la "gruta".

Ahora lo recuerdo todo como en una película extraña; fogonazos de luz iluminando esa oscuridad rancia y sórdida, siempre acompañado del extraño sonido de los engranajes de la linterna: "fuichi fuichi fuichi", tropezando con papeles, ropa, medicinas por el suelo. La cocina, el baño... todo un caos mugriento. Muy mugriento y muy oscuro; todas las persianas bajadas. Por fin llego a la habitación -"que no esté, que no esté..."- ilumino la cama a fogonazos, un revoltijo pardo de sábanas y mantas (fuichi, fuichi). Un terrible alivio en medio de aquello; no está en la cama. (Fuichi, fuichi) tampoco está  en el suelo, (fuichi, fuichi) ni debajo de la cama...

Salgo de la casa en estado de shock, y Héctor está mirándome, interrogándome con los ojos como platos. "No, no está -le digo resoplando- pero no veas lo que hay ahí... ¡uf! preferiría no haberlo visto, de verdad."

Un par de días más tarde por fin encontraron a Jorge: llevaba todo ese tiempo interno en la UCI del Ramón y Cajal, con una pulmonía, que casi se queda en el sitio. Pero parece que se va a recuperar.

Después de mucho asimilar y reflexionar sobre lo que había visto en la casa decidí "chivarme" a su amigo y a su tía de 85 años (que también se puso en contacto conmigo) sobre el estado en el que vive Jorge, para ver si pueden ponerle un asistente social que le atienda; es imposible que este hombre pueda estar bien mentalmente viviendo en esas condiciones.

Les pedí a él y a su tía que no le dijeran que yo había pasado a su casa, porque se iba a avergonzar de que yo la hubiera visto. La siguiente vez que hablé con la tía me dijo tan campante: "Le dije: cuando salgas de aquí tenemos que hablar, que tuvo que entrar tu vecina en tu casa a ver si estabas y menuda se encontró. ¡Ni luz tienes!". Anda mira. Muchas gracias, tía de Jorge.

En fin, tremenda historia navideña... aunque con final relativamente feliz. A ver por dónde va saliendo la cosa...

lunes, 23 de diciembre de 2013

Allanamiento de morada

El sábado pasado recibí una llamada de uno de los amigos de Jorge, mi vecino de enfrente. Hace ya tiempo Jorge me preguntó si podía dejar mi número de teléfono a su familia y amigos, porque se iba a quitar el fijo y supongo que quería asegurarse de no quedarse incomunicado. Desde entonces -y de esto ya hará unos pocos años- no he recibido llamadas para él más que en un par de ocasiones.

"Laura mira, soy Juan, el amigo de Jorge. ¿Podrías por favor ponerme con él? Es que llevo llamándole todo el día y tiene el móvil apagado. Ayer me dijo que tenía un catarro muy malo y hasta le costaba resppirar, y para saber cómo está." Llamé a su puerta con el teléfono en la mano, dispuesta a pasárselo en cuanto abriera, pero allí no abrió nadie. Le dije a su amigo Juan que insistiría a lo largo del día, y así lo hice varias veces con idéntico resultado.

 Al día siguiente, a la vuelta de la ruta campestre/navideña, comprobé distraidamente si tenía mensajes en el contestador, y me encontré con el siguente: "Hola Laura, soy Juan otra vez. Mira, que he estado este mediodía llamando insistentemente a la puerta de Jorge, y no me ha abierto. Estamos muy preocupados porque lleva ya tres días que nadie sabe nada de él, y empezamos a pensar que le haya podido pasar algo. Hemos llamado a la policía, y nos han dicho que no podemos denunciar su desaparición sin asegurarnos de que no esté en casa, y como tú tienes sus llaves, a ver si puedes entrar y comprobar si está bien".

Ejem. Pánico. En primer lugar, yo jamas he estado en casa de Jorge, y las llaves no las tengo para entrar, sino de llaves "de emergencia" por si a él se le pierden o lo que sea. ¿Y entrar en su casa sin su permiso no sería allanamiento de morada? Me podía meter en un buen lío.

Además, no he contado hasta ahora que Jorge tiene problemas de salud mental (indeterminados para mí). Vive solo y no trabaja; cobra una pensión. Con los vecinos es muy amable aunque algo reservado; las persianas de la casa están siempre cerradas a cal y canto. Yo no sabía ni qué me podría encontrar ahí dentro. Jose, el vecino del primero, me dijo el verano pasado que él había estado en la casa una vez que vinieron los inspectores de la ITE -y Jorge no se pudo negar más- y según él, estaba todo en un estado deplorable -aunque no dio detalles y yo no pregunté.


Total, que tenía que entrar en casa de Jorge... y prepararme para ver un caos, y en el peor de los casos, digámoslo, encontrármelo cadáver. Joder. O siendo menos cafre, quizás estaba vivo pero jodido, postrado en su cama y necesitaba ayuda, así que sí, era importante que entrara alguien.

Pero ya era de noche y no era capaz de hacer nada "del tirón", así que decidí esperar a la mañana siguiente para llamar a su amigo... y sugerirle que viniera y entrara él.

/continuará/

sábado, 21 de diciembre de 2013

Solsticio de invierno

HEXAGRAMA 35 - EL PROGRESO

 El hexagrama representa el sol naciendo sobre la tierra y elevándose. Es el símbolo de la rapidez, del progreso fácil que al mismo tiempo significa claridad y expansión amplia.

El simbolismo del hexagrama transmite que el Soberano, el Maestro, favorece y recompensa al príncipe (el consultante) por su buen hacer en favor de lo más elevado. El Maestro, su sabiduría, su luz, emite gran irradiación y quienes le siguen son recompensados, honrados por Él con grandes favores, con influjo espiritual.

Aceptando su guía hay presagio de grandes favores de su parte, de inteligencia esclarecida, radiante, y de dones en abundancia.

¡Toma ya, eh? Esta mañana me he echado el I Ching, por aquello de que hoy ha sido el solsticio, y me ha salido esto ¡no podía haber sido más pertinente!

Y como estaba de solsticio y ociosa en mi primer día de vacaciones, he estado decorando la casa "de invierno". Primero he acabado de decorar mis ramas invernales,


 Y luego había pensado poner una decoración con macro-bolas navideñas en un papel plateado iridiscente, pegadas a la pared, pero a mitad de proceso no me estaba convenciendo y he acabado improvisando un abeto bidimensional (con unas ramas artificiales que me regalaron mis padres el año pasado) con su estrella,  sus lucecitas...


todo rodeado de copos de nieve; algunos los he hecho este año, y otros los tenía de hace ya mucho, también hechos por mí.


¡Y luego me he metido con la nevera! Unos cuantos circulitos negros y verdes de ironfix de colores que andaba por casa, un triangulito rojo (no tenía naranja...), y zumbando. Y una bufanda, claro.


Después, por la tarde, me he ido a casa de Ángela a compartir con ella su ritual de solsticio de invierno, que lleva ya haciendo casi diez años. ¡Me ha gustado mucho!


Al acabar, me he llevado unas plantitas -que eran la ofrenda que se le hace al sol- para ponerlas en una cestita en casa. Supuestamente se dejan todo el año ahí, y al año siguiente se utilizan en el siguiente ritual.


Ha sido una celebración y día de Solsticio muy chulos. Me lo apunto satisfactorio.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Cleo

Hace ya diez días que Neko encontró una casita, una familia fantástica le ha adoptado, y su hermanita Cleo se ha quedado solita en casa. Bueno, conmigo y con Flecha.


La primera vez que tuve unos hermanitos gatunos en acogida y adoptaron a uno de ellos me dio muchísima pena separarles, pero la verdad es que el gatito que se queda en casa tarda poco en asumirlo, y pronto está tan tranquilo, aunque tirando de mí para su entretenimiento -y a veces de Flecha, pero como la pobre es ya una abuelita, no da mucha bola.

Ahora Cleo básicamente me persigue por toda la casa todo el rato, menos cuando está durmiendo o cuando le da el desenfreno y se pone a pegar carreras. Me gusta ver como va desarrollando su "personalidad" y cada día añade nuevos comportamientos a su repertorio; me lo paso pipa. Una de sus "idiosincrasias" recientemente adquiridas consiste treparse a todas partes; ¡es una escaladora nata!; escala por mis piernas hasta mi hombro y ahí se queda supervisándolo todo cuando estoy cocinando. O más divertido aún, se trepa por las cortinas de mi habitación para mirar la calle desde las alturas. Lo mira todo, y tan pichi se vuelve a bajar.  A mí me gusta verla treparse y le dejo -es una cortina fuerte y no se estropea.


Estoy un poco preocupada de que Cleo tarde en encontrar una familia que le adopte; los gatitos atigrados son los que más tardan en darse en adopoción, porque al ser los más comunes es más difícil que alguien se fije en ellos. Además como con esta edad crecen tan rápido, a medida que pasa el tiempo se complica la cosa. 

Así que estoy intentando hacerle fotos chulas en las que todo el mundo vea lo guapísima que es y alguien se enamore de ella. Los gatos son como nosotros los humanos; hay fotos que nos hacen justicia, y otras que no. Creo que estas le hacen justicia a Cleo; ¡no me digáis que no es bonita!



Ayer me encontraba hecha polvo y no fui a currar. Me eché una siesta de tres horas y media, y por primera vez compartí cama con ella. En realidad fue la primera vez que dormía con un gatito; siempre lo había evitado, porque como soy de sueño ligero y me muevo bastante, me parecía mala idea... Pues me equivocaba. Dejé a Cleo que se metiera conmigo debajo del edredón, se hizo una bolita a mi lado, y ahí estuvimos las dos durmiendo tan a gustito. Me encantaba notar su calorcito, acurrucada contra mí. Cuando me desperté, ella se despertó también, se empezó a estirar y a posarme las patitas sobre la cara con mucha suavidad, como acariciádome... ¡Creo que voy a tener que repetir!




Espero que alguien se fije en Cleo, y consiga pronto una casita y una familia, pero mientras tanto seguiré disfrutándola.