martes, 31 de diciembre de 2013

Google doodle 2013-4

Estamos ya en la recta final... el cuatro está ya todo nervioso, esperando salir a escena -miradle cómo mira de reojo en plan: "¿Me toca ya?" "Nooo, espera un poco." "¿Y ahora?" "Nooo, aún no..." "¿Ya?" "¡Que no joder, que aún no! Ya te avisamos cuando te toque... déjanos hacer nuestro chou hasta el final!"  ¡Trescientos sesenta y cuatro días llevan ya los tíos bailando infatigables, aguantando ahí el tirón, que se dice pronto!...

Mención especial para el número dos y cómo mueve las manitas. El uno tampoco está mal, las manos fijas y pasito a un lado, pasito al otro... todos con sonrisa de "¿lo estoy haciendo bien, mamá? Es así, ¿no?"


Es que me acabo de topar con este google doodle y no me puedo resistir a dejarlo aquí como testigo de estas fechas; me ha encantao.

Pues ná... ¡a ver qué nos depara el 2014! ¿Alguna rima interesante con el año que empieza?

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Allanamiento de morada. Segunda parte

Me desperté el lunes sabiendo lo que me tocaba; entrar en casa de Jorge. Intenté por si acaso llamar a su amigo Juan para razonarle que quizás era mejor que viniera y entrara él. Así se desarrolló la conversación más o menos:

-Yo había pensado que quizás es mejor que pases tú, que eres su amigo.
-Pero, ¿para qué te dio las llaves a ti?
-Me las dio hace tiempo, cuando vivía su madre, por si pasaba algo... no sé.
-Bueno, entonces puedes pasar, yo creo.
-(¿comorr?) Vale, mira -derrotada- ahora voy. Te llamo en cuanto sepa algo.

Total, que cogí las llaves del ganchito del que solo se descolgaron en una única ocasión en que Jorge las necesitó, y bajé los ocho escalones que me separan de su rellano aferrándome a ellas. Oí una puerta cerrarse un piso más arriba y pasos bajando... ¡mi vecino Hector!

-Tengo un marrón -le solté en cuanto le tuve delante- Jorge está desaparecido desde hace tres días y tengo que entrar a ver si está dentro. No sé ni lo que me voy a encontrar.
-Ostras -dijo Hector con la cara de circunstancias que requerían las circunstancias- ¿Quieres que me quede aquí por si... ?
-Pues sí, si no te importa... 

Con gran acojone en el cuerpo, metí la llave en la cerradura y abrí la puerta -juro que chirrió. Al hacerlo vi un pasillo oscuro, con papeles y bolsas y cosas por el suelo. Olía todo a cerrado, a rancio. "¡Jorgeee! Jorge... soy yo, Laura!" No recibí respuesta. Intenté encender la luz, pero no funcionaba. Probé en otro interruptor más adelante, con el mismo resultado. Todo estaba muy oscuro; tanto que tuve que volver a casa a por una linterna.

La única linterna operativa que encontré fue una de esas que van con dinamo. Las pilas "auxiliares" se le gastaron, de manera que para que dé luz hay que darle a la manivela constantemente, y en los periodos entre "apretones" apenas ilumina. Pero es lo que había. Pertrechada con ella me volví a adentrar en la "gruta".

Ahora lo recuerdo todo como en una película extraña; fogonazos de luz iluminando esa oscuridad rancia y sórdida, siempre acompañado del extraño sonido de los engranajes de la linterna: "fuichi fuichi fuichi", tropezando con papeles, ropa, medicinas por el suelo. La cocina, el baño... todo un caos mugriento. Muy mugriento y muy oscuro; todas las persianas bajadas. Por fin llego a la habitación -"que no esté, que no esté..."- ilumino la cama a fogonazos, un revoltijo pardo de sábanas y mantas (fuichi, fuichi). Un terrible alivio en medio de aquello; no está en la cama. (Fuichi, fuichi) tampoco está  en el suelo, (fuichi, fuichi) ni debajo de la cama...

Salgo de la casa en estado de shock, y Héctor está mirándome, interrogándome con los ojos como platos. "No, no está -le digo resoplando- pero no veas lo que hay ahí... ¡uf! preferiría no haberlo visto, de verdad."

Un par de días más tarde por fin encontraron a Jorge: llevaba todo ese tiempo interno en la UCI del Ramón y Cajal, con una pulmonía, que casi se queda en el sitio. Pero parece que se va a recuperar.

Después de mucho asimilar y reflexionar sobre lo que había visto en la casa decidí "chivarme" a su amigo y a su tía de 85 años (que también se puso en contacto conmigo) sobre el estado en el que vive Jorge, para ver si pueden ponerle un asistente social que le atienda; es imposible que este hombre pueda estar bien mentalmente viviendo en esas condiciones.

Les pedí a él y a su tía que no le dijeran que yo había pasado a su casa, porque se iba a avergonzar de que yo la hubiera visto. La siguiente vez que hablé con la tía me dijo tan campante: "Le dije: cuando salgas de aquí tenemos que hablar, que tuvo que entrar tu vecina en tu casa a ver si estabas y menuda se encontró. ¡Ni luz tienes!". Anda mira. Muchas gracias, tía de Jorge.

En fin, tremenda historia navideña... aunque con final relativamente feliz. A ver por dónde va saliendo la cosa...

lunes, 23 de diciembre de 2013

Allanamiento de morada

El sábado pasado recibí una llamada de uno de los amigos de Jorge, mi vecino de enfrente. Hace ya tiempo Jorge me preguntó si podía dejar mi número de teléfono a su familia y amigos, porque se iba a quitar el fijo y supongo que quería asegurarse de no quedarse incomunicado. Desde entonces -y de esto ya hará unos pocos años- no he recibido llamadas para él más que en un par de ocasiones.

"Laura mira, soy Juan, el amigo de Jorge. ¿Podrías por favor ponerme con él? Es que llevo llamándole todo el día y tiene el móvil apagado. Ayer me dijo que tenía un catarro muy malo y hasta le costaba resppirar, y para saber cómo está." Llamé a su puerta con el teléfono en la mano, dispuesta a pasárselo en cuanto abriera, pero allí no abrió nadie. Le dije a su amigo Juan que insistiría a lo largo del día, y así lo hice varias veces con idéntico resultado.

 Al día siguiente, a la vuelta de la ruta campestre/navideña, comprobé distraidamente si tenía mensajes en el contestador, y me encontré con el siguente: "Hola Laura, soy Juan otra vez. Mira, que he estado este mediodía llamando insistentemente a la puerta de Jorge, y no me ha abierto. Estamos muy preocupados porque lleva ya tres días que nadie sabe nada de él, y empezamos a pensar que le haya podido pasar algo. Hemos llamado a la policía, y nos han dicho que no podemos denunciar su desaparición sin asegurarnos de que no esté en casa, y como tú tienes sus llaves, a ver si puedes entrar y comprobar si está bien".

Ejem. Pánico. En primer lugar, yo jamas he estado en casa de Jorge, y las llaves no las tengo para entrar, sino de llaves "de emergencia" por si a él se le pierden o lo que sea. ¿Y entrar en su casa sin su permiso no sería allanamiento de morada? Me podía meter en un buen lío.

Además, no he contado hasta ahora que Jorge tiene problemas de salud mental (indeterminados para mí). Vive solo y no trabaja; cobra una pensión. Con los vecinos es muy amable aunque algo reservado; las persianas de la casa están siempre cerradas a cal y canto. Yo no sabía ni qué me podría encontrar ahí dentro. Jose, el vecino del primero, me dijo el verano pasado que él había estado en la casa una vez que vinieron los inspectores de la ITE -y Jorge no se pudo negar más- y según él, estaba todo en un estado deplorable -aunque no dio detalles y yo no pregunté.


Total, que tenía que entrar en casa de Jorge... y prepararme para ver un caos, y en el peor de los casos, digámoslo, encontrármelo cadáver. Joder. O siendo menos cafre, quizás estaba vivo pero jodido, postrado en su cama y necesitaba ayuda, así que sí, era importante que entrara alguien.

Pero ya era de noche y no era capaz de hacer nada "del tirón", así que decidí esperar a la mañana siguiente para llamar a su amigo... y sugerirle que viniera y entrara él.

/continuará/

sábado, 21 de diciembre de 2013

Solsticio de invierno

HEXAGRAMA 35 - EL PROGRESO

 El hexagrama representa el sol naciendo sobre la tierra y elevándose. Es el símbolo de la rapidez, del progreso fácil que al mismo tiempo significa claridad y expansión amplia.

El simbolismo del hexagrama transmite que el Soberano, el Maestro, favorece y recompensa al príncipe (el consultante) por su buen hacer en favor de lo más elevado. El Maestro, su sabiduría, su luz, emite gran irradiación y quienes le siguen son recompensados, honrados por Él con grandes favores, con influjo espiritual.

Aceptando su guía hay presagio de grandes favores de su parte, de inteligencia esclarecida, radiante, y de dones en abundancia.

¡Toma ya, eh? Esta mañana me he echado el I Ching, por aquello de que hoy ha sido el solsticio, y me ha salido esto ¡no podía haber sido más pertinente!

Y como estaba de solsticio y ociosa en mi primer día de vacaciones, he estado decorando la casa "de invierno". Primero he acabado de decorar mis ramas invernales,


 Y luego había pensado poner una decoración con macro-bolas navideñas en un papel plateado iridiscente, pegadas a la pared, pero a mitad de proceso no me estaba convenciendo y he acabado improvisando un abeto bidimensional (con unas ramas artificiales que me regalaron mis padres el año pasado) con su estrella,  sus lucecitas...


todo rodeado de copos de nieve; algunos los he hecho este año, y otros los tenía de hace ya mucho, también hechos por mí.


¡Y luego me he metido con la nevera! Unos cuantos circulitos negros y verdes de ironfix de colores que andaba por casa, un triangulito rojo (no tenía naranja...), y zumbando. Y una bufanda, claro.


Después, por la tarde, me he ido a casa de Ángela a compartir con ella su ritual de solsticio de invierno, que lleva ya haciendo casi diez años. ¡Me ha gustado mucho!


Al acabar, me he llevado unas plantitas -que eran la ofrenda que se le hace al sol- para ponerlas en una cestita en casa. Supuestamente se dejan todo el año ahí, y al año siguiente se utilizan en el siguiente ritual.


Ha sido una celebración y día de Solsticio muy chulos. Me lo apunto satisfactorio.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Cleo

Hace ya diez días que Neko encontró una casita, una familia fantástica le ha adoptado, y su hermanita Cleo se ha quedado solita en casa. Bueno, conmigo y con Flecha.


La primera vez que tuve unos hermanitos gatunos en acogida y adoptaron a uno de ellos me dio muchísima pena separarles, pero la verdad es que el gatito que se queda en casa tarda poco en asumirlo, y pronto está tan tranquilo, aunque tirando de mí para su entretenimiento -y a veces de Flecha, pero como la pobre es ya una abuelita, no da mucha bola.

Ahora Cleo básicamente me persigue por toda la casa todo el rato, menos cuando está durmiendo o cuando le da el desenfreno y se pone a pegar carreras. Me gusta ver como va desarrollando su "personalidad" y cada día añade nuevos comportamientos a su repertorio; me lo paso pipa. Una de sus "idiosincrasias" recientemente adquiridas consiste treparse a todas partes; ¡es una escaladora nata!; escala por mis piernas hasta mi hombro y ahí se queda supervisándolo todo cuando estoy cocinando. O más divertido aún, se trepa por las cortinas de mi habitación para mirar la calle desde las alturas. Lo mira todo, y tan pichi se vuelve a bajar.  A mí me gusta verla treparse y le dejo -es una cortina fuerte y no se estropea.


Estoy un poco preocupada de que Cleo tarde en encontrar una familia que le adopte; los gatitos atigrados son los que más tardan en darse en adopoción, porque al ser los más comunes es más difícil que alguien se fije en ellos. Además como con esta edad crecen tan rápido, a medida que pasa el tiempo se complica la cosa. 

Así que estoy intentando hacerle fotos chulas en las que todo el mundo vea lo guapísima que es y alguien se enamore de ella. Los gatos son como nosotros los humanos; hay fotos que nos hacen justicia, y otras que no. Creo que estas le hacen justicia a Cleo; ¡no me digáis que no es bonita!



Ayer me encontraba hecha polvo y no fui a currar. Me eché una siesta de tres horas y media, y por primera vez compartí cama con ella. En realidad fue la primera vez que dormía con un gatito; siempre lo había evitado, porque como soy de sueño ligero y me muevo bastante, me parecía mala idea... Pues me equivocaba. Dejé a Cleo que se metiera conmigo debajo del edredón, se hizo una bolita a mi lado, y ahí estuvimos las dos durmiendo tan a gustito. Me encantaba notar su calorcito, acurrucada contra mí. Cuando me desperté, ella se despertó también, se empezó a estirar y a posarme las patitas sobre la cara con mucha suavidad, como acariciádome... ¡Creo que voy a tener que repetir!




Espero que alguien se fije en Cleo, y consiga pronto una casita y una familia, pero mientras tanto seguiré disfrutándola.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Desbasurizar

Llevo un monton de tiempo con esta idea en la cabeza: "Desbasurizar".

Creo que comenzó cuando tuve aquella racha de hacer monederos con los culos de las botellas de plástico. Para los primeros que hice compré botellas de agua mineral, que eran las más baratas. Pero luego me di cuenta de la gilipollez que estaba haciendo; lo chachi de la idea era reciclar, pero yo, que normalmente no compro agua mineral, en realidad estaba creando basura (lo que sobraba de la botella). Además de gastarme pasta, cuando me podía salir gratis.


Entonces empecé a recolectar botellas de plástico los domingos después del Rastro, que las calles se quedan que da pena verlas. Me sentía un poco "transgresora" por vencer el tabú de ir a "hurgar entre la basura". Me pertrechaba como si me fuera a setas; me llevaba unas tijeras y una bolsa e iba oteando por las aceras. Cuando localizaba la víctima, le rebanaba el culo, lo metía en el zurrón, y así hasta que ya tenía los que quería y volvía pa 'casa.

Creo que fue entonces la primera vez que me di cuenta de que estaba "desbasurizando". Lo que era basura, tirada en la calle, yo lo estaba convirtiendo en algo que molaba, que tenía su valor.

Desde entonces "desbasurizar" se ha convertido casi en una filosofía para mí. El verano pasado me hice también una mochila/bolso chulísima y facilísima con un vestido que me encontré en la calle, "expuesto" en unas rejas para que alguien se lo llevara -pero desafortunadamente muy grande para mí. Me encantó la tela, y durante un tiempo lo tuve guardado hasta que se me ocurrió la idea. No me gasté más de cincuenta céntimos del cordón. Desbasuricé.


Desbasurizo cada vez que hago algo nuevo y útil con materiales que me he encontrado, que habían sido desechados, que eran basura, en vez de comprármelo nuevo.

Desbasurizo aprovechando los materiales existentes, pero también cuando no produzco más desechos, por eso también desbasurizo cuando en vez de tirar a la basura algo que ya no necesito, busco a alguien que lo quiera -o pongo un anuncio para regalarlo en Nolotiro.

Cuando no repongo mi electrodoméstico, mis zapatos, mi móvil, mi equipo de música estropeado por uno nuevo, sino que lo reparo, estoy desbasurizando.

Desbasurizar tiene que ver con la huella ecológica, con no entrar en el circuito "usar y tirar", con no estar demandando cosas nuevas de los recursos del planeta constantemente. Con ser más "sostenible".

Además me gusta el término porque es muy honesto, nada pretencioso. Upcycle, repurposed o reclaimed están bien, pero son un poco snob, eufemísticos, como no querer honrar los orígenes humildes de los materiales. No señor, esas chapitas de lata de refrescos con las que se ha hecho ese bolso eran basura. Claro; hay una parte de uno se resiste a verlo así, porque sabe que no es basura todo lo que otros han desechado.

¿Entonces qué es basura? Si no es basura toda la basura, ¡desbasuricemos! Por anticonsumismo, por ecología o por economía, pero desbasuricemos.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Recopilatorio de firmas

Durante el año que no tuve blog apenas hice fotos de las cosas del barrio; supongo que al no tener nada que hacer con ellas, no le veía la razón. Eso, y que he estado muy poco "fotógrafa". En realidad parece como si  durante unos meses hubiera sufrido un apagón de creatividad en general.

Pero ya con blog, me he dicho, ¡hora de hacer recopilatorio de firmas de e-1000 del barrio! Así que el día que celebramos el cumple de Pili en el senegalés de Mesón de Paredes, y nos dimos después unos voltios  para bajar todo lo ingerido, saqué el móvil  y me lié a disparar por el camino.

Esta primera es en Tirso, se ve el reflejo de una caseta de flores al fondo.


Supongo que a las comunidades de vecinos no debe de hacerles mucha gracia amanecer con la pintadita en el portal, como probablemente no me la haría a mí, pero bueno, el estropicio es mínimo y es fácil de restaurar.


A mi  la verdad es que me mola verlas, y me mola cuando descubro una nueva: "¡Anda, mira!"

Algunas pueden parecer más facilongas,





pero la mayoría están bastante ingeniosamente entresacadas del enrejado. No sé si el tipo las irá buscando empecinadamente o si le "saltarán" ya en cuanto ve una reja.









Estas dos últimas las saqué  de camino al curro, que me llevé la cámara ex profeso para arretratar unas que veo todos los días. Me dije, estas me las llevo yo. Llegué, paré la bici y zasca; foto que te crió -yo soy así. Esta es la valla de alrededor de Cascorro.


Y esta en el almacén enfrente del Parque de Casino.


Y hasta ahí llega mi recopilatorio. ¡Hecho queda!

sábado, 16 de noviembre de 2013

Absorber lo bueno

Según el Dr. Rick Hanson, neuropsicólogo y autor del libro "Cerebro de Buda: la neurociencia de la felicidad, el amor y la sabiduría", nuestros cerebros están diseñados por supervivencia para centrarse en lo negativo, lo que puede hacer que nos sintamos estresados e infelices a pesar de que haya muchas cosas positivas en nuestras vidas. 
Su propuesta no es que evitemos centrarnos en las experiencias negativas -eso sería imposible para nuestro cerebro- en su lugar, aboga por entrenarnos para apreciar las experiencias positivas cuando las tenemos, tomarnos el tiempo para fijarnos en ellas e instalarlas en el cerebro, en lo que él llama "absorber lo bueno" (take in the good):
"De lo que trata mi libro es de tomarse esos 10, 20, 30 segundos para facilitar que las experiencias cotidianas positivas se conviertan en estructura neuronal, de manera que cada vez más, tengas estas fortalezas contigo dondequiera que vayas." 
Este es un fragmento de un artículo que me envió Iñaki hace un par de semanas. Me resultó curioso, porque en los momentos plenos de mi vida, suelo dedicar esos segundos de los que habla el autor a ser consciente de  que estoy viviendo algo fantástico y empaparme de ello. La primera vez que recuerdo haber hecho esto fue en mi año Erasmus en Ámsterdam; sabía que iba a recordar aquel año con nostalgia, y la suerte que tenía de estar viviéndolo en ese momento. 

O cuando Cari vivía en el barrio, a dos calles de mí, separadas por la Huerta del Bayo (ese era el nombre de la calle entre medias, pero quedaba muy rústico decirlo así). Sabía que no duraría para siempre, y me paraba de vez en cuando a saberme afortunada y disfrutarlo. 

Cuando estoy en la cima de una montaña y tengo una vista de 360 grados de naturaleza hasta donde llega el horizonte. Cuando estoy en una playa casi desierta, sintiendo el sol en la piel, viendo las olas ir y venir, el sonido del mar... Todos esos momentos los intento grabar en mi cerebro para llevármelos conmigo cuando el momento acabe.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Los Pendones

El invierno pasado estaba sufriendo un mono constante de campo; tenía que estar esperando siempre a que "me sacaran", a que a mis amigos les apeteciera salir también... así que me apunté a un grupo de senderismo y montaña. Ya desde la primera ruta con este grupo se produjeron afinidades con algunas personas -para quienes casualmente también era su primera ruta- y a partir de ese germen, poco a poco fuimos formando un grupo de gente muy maja y acabamos medio escindiéndonos del grupo primigenio; habían nacido los Pendones (por la salida al Pico Pendón en la que se estrenó el grupo).

Cada fin de semana teníamos alguna ruta programada; solos o con más gente del grupo de montaña. Cuando íbamos con más personas husmeábamos buscando "carne de Pendón" entre los excursionistas para ficharles para nuestro grupo selecto, aunque la verdad es que casi nunca había donde rascar, y medio sin querer acabábamos montándonos la ruta casi por nuestra cuenta. A veces Raquel o Juanjo -que les sale la energía por las orejas- iniciaban una avanzadilla, y los Pendones hala, al rebufo, y dejábamos atrás a los demás poco a poco. En alguna ocasión nos ganamos la reprobación del grupo con el que se suponía que habíamos ido -que eran un poco lentorros- y lo aceptamos resignados.


La última ruta que hice con Los Pendones fue Cuerda Larga con la luna llena de junio; hicimos noche (bueno, dormimos tres horas) a mitad de camino en Cabeza mayor y seguimos al amanecer. Fue una ruta muy especial, pero a la vez un poco rara; al día siguiente lo recordaba todo como un poco remoto, como irreal, como se recuerdan los sueños. No sé si tenía mucho cansancio acumulado o qué, pero siento que no le saqué todo el jugo que debería haberle sacado.

Luego en verano, entre las vacaciones, la caló, y aquello de hacer un parón de las actividades habituales, no hice ninguna salida con esta gente. Bueno, hasta ayer ni con esta gente ni con nadie; alguna excursioncilla por Villager, pero caña, nada. Ayer me reencontré con el campo en compañía de Ángela, Berger y El trucha; nos subimos La Morcuera. Necesitaba ya disfrutar de la naturaleza, del aire limpio, de las plantitas y los árboles, de las rocas...  Además quería evaluar un poco mi forma física después de más de tres meses de inactividad montañera, antes de salir con los Pendones -que son bastante cañeros los cabrones y algunos de ellos no han parado en este tiempo y están en plenas facultades.

Y fue un placer sumo reencontrarme con los caminos; andar, andar, andar, viendo mis botas aparecer y desaparecer debajo de mí, con mis cosas en la cabeza, con los juegos mentales que acabo teniendo al dar cada paso... es casi una meditación en movimiento; entro en flow y tiro pa' alante. Y de repente me vino una nostalgia terrible de mis compañeros Pendones; ganas de ir andando rodeada de ellos, de tenerles a todos por ahí, haciendo cada uno lo suyo, oír sus comentarios, soltar los míos, sentir el rollo tan alegre y divertido que tenemos entre todos...

Espero que reiniciemos pronto nuestras rutas, tengo ya muchas ganas; no me gustaría que los Pendones hubieran sido una flor de un solo invierno.

viernes, 8 de noviembre de 2013

El normas

Trabajo en unas oficinas que están en el edificio de justo al lado del Congreso de los imputados. Toda la esquina de la manzana ha llegado a constituirse de facto un párkin de motos, separado del territorio congreso por una valla con el escudito de España estampado, y "Congreso de los diputados" con unas letras muy importantes. 

Yo aparco mi bici en la farola que hay justo al límite. Y ya ha habido al menos cuatro o cinco ocasiones en que algún Nacional me ha dicho que, por la razón que a cada uno se le ha ocurrido, (nunca la misma) no puedo aparcar la bici ahí .


La primera vez que se me quejaron fue porque la aparqué del lado de la farola que da a la valla. Deduje que de la farola para fuera era ya del Congreso, por así decir, pero de farola para adentro sí que podía.

Otra vez directamente no podía aparcar la bici en la farola -aunque llevaba ya unos meses haciéndolo dos días a la semana y solo esa vez me habían dicho que no- y tuve que llevármela a otra acera donde hubiera donde atarla. Claro, al día siguiente que fui, seguí poniéndola en la farola y nadie me volvió a decir nada.

Hasta que un día había una moto atada a la farola y se me ocurrió probar a atar mi bici a la valla, a ver qué pasaba. Pues que vino uno para decirme que no, aunque la verdad es que esa me la esperaba; como que es "su valla", que hasta tiene su nombre...

Pues la última vez que estuve, se me volvió a acercar un agente de la autoridá a decirme que no le gustaba dónde había aparcado mi pobre bici. Me suelta el prenda: "En la farola no. Es que tiene sensor de movimiento, no es por otra cosa..." (!?) 

Claro, yo siempre acato lo que me dicen y ni mu. Pero mientras la estoy descandando y pensando a ver dónde me la llevo, le pregunto sin ninguna fe: "¿Entonces en la valla puedo atarla?" "Si, en la valla sí - flipo un poco- pero la valla está suelta..."  No pasa nada, ya estás tú ahí vigilando que no se te la lleven -pensé para mis adentros. Y allí la amarré.

Entonces yo me pregunto, ¿Es ese su pico de actividad del día y quieren justificar su jornada laboral de pie delante de un edificio con su uniforme de policía nacional puesto, molestándose por una puñetera bici, y para ello sacándose normas de la manga? ¿de verdad? ¿para esto te pagamos? Que sois unos jobsworths, hombre ya... 

O como lo traducía el word reference, que sois unos "normas". Me parto.

martes, 5 de noviembre de 2013

Jobsworth

Últimamente he leído varios artículos muy curiosos en los que se presentaban palabras que solo existen en un idioma, o para las que no tenemos traducción en español. Como por ejemplo en japonés kyoikumama,“una madre que presiona despiadadamente a sus hijos para que obtengan logros académicos” O wabi-sabi, también en Japonés, “una manera de vivir centrada en encontrar la belleza dentro de las impefecciones de la vida, y en aceptar tranquilamente el ciclo natural de crecimiento y decadencia.” Ahí es ná. O esta otra:


El sentimiento de expectación que te hace estar mirando fuera constantemente a ver si viene alguien.
En fin, que las hay a cienes, y todas te dejan ahí un rato pensando.

Todo esto viene porque hoy me he dado cuenta de una palabra inglesa que necesitamos: jobsworth, que es lo que son muchos de los policías nacionales que hacen escolta a diario enfrente del Congreso.

He buscado en word reference la traducción y la verdad es que se les ha ocurrido una muy buena; "el normas". ¿Pero eso existe en español? No creo, pero se entiende más o menos. Porque un jobsworth es, según la wikipedia, alguien que usa sus cometidos laborales de manera deliberadamente no cooperativa, o que disfruta actuando de manera obstructiva o poco amable. 

Pues eso, los nacionales del Congreso. 



Continuará.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Otoño

Con lo que me gusta a mi el otoño, y todavía no lo he "catado". Lo he notado cuando voy a currar por el bulevar de Paseo del Prado; por allí siempre está el suelo cubierto con las hojas de los muchos plátanos de paseo que salvaron sus troncos gracias a la baronesa. Pero no he paseado por El Retiro para disfrutar los colores otoñales y hacer fotos, ni he estado en el campo para ver "por dónde van" los árboles, no he arrastrado los pies por ningún montón de hojas. Cierto es que estamos a principios de otoño, y los colores y los montones aún están por llegar.

Hoy he visto ese gif y me ha encantado ver a este chimpancé disfrutando como dios manda de un buen montón de hojas de otoño, ¡la alegría con la que lo hace!; se puede ver el momento exacto en que lo decide y se arranca, parece como si de repente "le diera el amor" y se tuviera que dar un buen revolcón entre las hojas, en plan, Me lanzo, ¡Yipiiiii...! 


Yo también lo haría si no fuera por las cacas de perro que mamá asoció en mi mente a los montones de hojas cuando era pequeña. Cuánto daño...

viernes, 1 de noviembre de 2013

Cleo y Neko

Tengo otra vez gatitos en acogida. Son Cleo -con su trufita bicolor,
 y Neko, (que es gato en japonés).

 Son, como se puede ver, muy guapos. También son muy divertidos y muy cariñosones; sobre todo Neko. Si estoy acariciando a su hermana, él se acerca a mí mano y maúlla para pedir que le toque a él. O me da cabezazos a la mano. Intento repartirme por igual con los dos cuando les hago carantoñas, pero seguro que al final Neko recibe más, porque es un mimoso redomado y siempre anda mendigándolo.

Cleo sin embargo es siempre la primera en trepárseme cuando estoy sentada al ordenador, acoplarseme sobre las piernas y empezar su ronroneo de locomotora a la mínima que le hago; ¡a veces no tengo ni que tocarla! Luego su hermano ve lo que hay, se pone celosillo y se me trepa también.


Ayer estaba en el sofá tirada y se subieron los dos al pecho y se me durmieron encima. Yo tenía una mano sobre cada uno, y notaba sus respiraciones cortitas, desacompasadas una respecto a la otra, y luego mi respiración -desde el estómago, por tener a los gatitos pesando encima del pecho- mucho más larga. Los tres ahí tan plácidos. Tuve una sensación cuasi-mística, sintiendo que éramos distintas formas de vida compartiendo un espacio por las circunstancias que nos habían unido.

Ya he tenido varios gatitos en acogida, y en la mayoría de sus comportamientos son todos muy parecidos, pero siempre hay algo que los distingue; Cleo y Neko por ejemplo solo andan por la casa alegremente cuando estoy yo; siempre que vuelvo de la calle están escondidos detrás del respaldo del sofá. Debe de ser un comportamiento de supervivencia para esperar a su mamá, pero estos lo han aprendido tarde, porque se los encontraron en medio de una carretera.

Además estoy pasándomelo muy bien mirándoles jugar. Les he hecho algún vídeo gracioso, y también bastantes fotos que me gustan -jugando no muchas, porque salen casi siempre muy movidas!




Me hacen las cosas coreográficamente, más monos...

A Flecha no le han cogido el punto aún, pero ella ya está empezando a perseguirles a ellos también, no solo les esquiva o les ignora como hasta ahora.

Anoche me puse en el ordenador presentaciones de las carpetas de fotos de cada gatito o pareja de gatitos que he tenido; lo disfruté un montón, y me alegré de haberles hecho tantas fotos y algún que otro vídeo, y me encantó ese paseíto por el pasado. Recuerdo cada foto, cuándo la hice, y me transporta a ese momento, cómo era entonces, a cómo me ayudó cada uno a estar un poco más contenta...

Porque siempre es una alegría tener un gatito, mirarle jugar y descubrir el mundo... Aunque también me alegre cuando encuentran una casita para ellos y recupero la tranquilidad -y la valoro más.

Win-win situation, o "Esto, también pasará".

(Para la actualización, pincha aquí)