jueves, 19 de junio de 2014

Felipe VIL

El pasado 2 de junio, como regalo de cumpleaños sorpresa, me abdicó el Rey Juan Carlos. Parece que su popularidad estaba bajo mínimos históricos y le entró la pereza y las ganas de jubilarse para poder dejar de rendir cuentas de sus constantes desmanes y los de su real familia.

Pero eso sí, rapidito rapidito se votó en el congreso la sucesión de su hijo Felipe y hoy 19 de junio, pues... habemus rey nuevo. ¡Albricias! ¡loado sea el rey! ¡El que sea, si eso da igual!, si es de una estirpe tan garrida a la par que campechana como lo son los Borbones, ¡que vengan uno tras de otro!

No, no queremos hablar de cómo Juan Carlos I fue impuesto a los españoles por el dictador y genocida que acabó con la segunda República española -votada democráticamente- tras un golpe de estado militar ¡¿es que no estamos a lo que estamos?! Eso fue hace taaantooo tieempoo... Perdona y olviiida, hooombre.


¿De qué vamos a hacer un referendum para saber si los españoles quieren o no monarquía? Si eso ya se votó en 1978, no vamos a andar preguntando cada dos por tres... ¡Si es por vuestro bien! ¡la monarquía es lo mejor! Y una monarquía moderna como la nuestra... ¿No véis que además Felipe está super mega preparadísimo? Hala, hala, callaos y dejadnos hacer lo nuestro a los que entendemos. Ya pasó, ya pasó. ¡Mirad, ya está aquí el nuevo garante de la democracia! ¡Y es tan jóven y tiene tan buena facha! Hala, aquí paz y después gloria.







En mi calle, los balcones se han engalanado para celebrar el nuevo rey. Con banderas tricolores -o globos, o ropa tendida... todo vale. ¿Cómo? Ah, ¿que no son esos los colores? ¡Ups! Menudo despiste...


Cuando estaba grabando el vídeo (o intentándolo), mi vecino republicano de en frente ha salido para saludarme y decirme que le gustaba mi ropa tendida, y hemos tenido una grata primera conversación. Estas cosas unen.

Mis ventanas
"Hoolaa vecino republicaanoo"

En fin... con un rey u otro, la vida sigue. 

domingo, 8 de junio de 2014

Flatulencia, ventosidad, pedo.

pedo.
(Del lat. pedĭtum).
1. m. Ventosidad que se expele del vientre por el ano.


Esa es la definición que aparece ahora en el DRAE, pero cuando yo era pequeña era simplemente "ventosidad expelida por el ano", y eso lo sabe cualquiera, porque en cuanto aprendíamos a usar el diccionario, era una de las cuatro o cinco palabras que se nos ocurría buscar, ¿o no?

Siempre me ha resultado muy curiosa la variedad de comportamientos que hay en torno al pedo. Desde personas que sin sonrojo dejan escapar una sonora ventosidad, con mayor o menor consideración hacia los presentes (en espacios cerrados o abiertos, por ejemplo) a otras para las que un pedo es suficientemente vergonzante como para no tirarse nunca uno delante de, por ejemplo, su pareja. Creo que las mujeres tendemos más a la discreción en este asunto; en hombres (amigos o parejas) he observado todo el espectro, hasta quien me ha pedido que pusiera música para amortiguar los posibles ruidos provenientes del baño en su visita al trono -le daba vergüenza que le oyera peerse, pero no tener esa conversación, curioso.

Pumba de "El rey león" fue el primer personaje de Disney en tirarse un pedo
Muchas veces, en clase de yoga o de pilates se me pasa por la cabeza, ¿qué pasaría si de repente se me escapara un pedo? O a mí o a alguna de mis compañeras. Lo pienso sobre todo en determinados ejercicios en los que  hay que hacer un esfuerzo, o en los que estamos con el culo "en pompa" ¿Cómo reaccionarían los demás, la profesora? ¿Haría alguien un comentario exculpatorio tipo "mejor fuera que dentro", o "no pasa nada"...? ¿A alguien se le escaparía una carcajada, una risita amortiguada?... Sé que a algunos les parecera unas cabilaciones infantiles y vacuas, pero seguro que muchos otros también se lo han preguntado alguna vez.

Pues el viernes pasado todas estos interrogantes encontraron su respuesta. Estaba en pilates, y ya ni recuerdo el ejercicio que estábamos haciendo, lo que sí recuerdo es que estábamos tumbadas bocarriba sobre la colchoneta. La profesora repetía su letanía; "inhalamos, contraemos centro..." cuando un principio de pedorreta proveniente la compañera de mi izquierda surcó el aire;  prr. Fue breve, pero inequívoco: un pedo. O más bien un pedete.


En una milésima de segundo tuve la lucidez de darme cuenta de que eso sobre lo que llevaba tantos años preguntándome acababa de suceder, y puse mis cinco sentidos alerta para recibir la reacción... y nada. Nadie dijo "lo siento", nadie rió (aunque no sé si me engaño al recordar un pequeño resoplido) y la profesora, tras una pausa yo diría imperceptiblemente más larga de lo que correspondía, continuó dando sus instrucciones: "inhalamos, retenemos contrayendo centro, subimos caderas..."

Fue un poco anticlimático para los años que llevaba esperándolo, un poco soso, pero a la vez me siento satisfecha y agradecida de haber vivido el momento y haber resuelto por fin mi sempiterno enigma: ¡Gracias Dolores por tu pedo!

jueves, 5 de junio de 2014

Blas, Suna y Uri

Los peques llevan ya veinte días conmigo. Están creciendo muy rápido, y poco a poco van mostrando cada uno su personalidad.

Suna y Blas se han hecho muy amigos; cuando duermen suelen hacerlo juntos, y a la hora de pedir mimos también atacan en equipo; se me suben encima cuando estoy sentada en el sofá y empiezan a maullar suplicando caricias. Yo empiezo a acariciarles la cabecita, cada uno con una mano, y ellos en vez de sentarse o tumbarse a disfrutar, se emocionan tanto que pronto se ponen de pie y empiezan a trepárseme los dos. Si dejo de tocarles y persisto en mi negativa a pesar de sus súplicas en forma de maullidos desgarrados, se ponen muy nerviosos, acercan su cabeza a mi cara en plan: "¿No me ves? ¡Estoy aquí y demando gustirrinín! ¡sigue haciendo eso que me gusta taantooo!"

Yo estoy intentando enseñarles que así no, porque acaban agobiándome los dos trepándoseme y maullándome en stereo, y alguna vez me he tenido que levantar e irme a mi habitación, así que cuando se ponen así, me pongo a acariciar a Uri que suele estar también encima de mí pero hecho una bolita durmiente. Lo hago porque Uri es un solete y también merece caricias aunque no las mendigue, y para que los tres aprendan que cuando están tranquilitos es cuando reciben la recompensa, pero por ahora creo que no lo acaban de pillar.


Blasete está precioso, como se puede ver en estas dos fotos suyas
¿Y de Uri qué me decís?
Las mañanas con ellos es lo que más me gusta. Cuando salgo de la habitación, ellos están ya en la puerta esperando para entrar. Yo me voy a hacerme mi té, y ellos se suben a la cama y se ponen a jugar con los reflejos de arcoiris que proyecta una bola de cristal que cuelga del techo a la que le da el sol. Luego mientras yo trasteo se ponen a jugar en el salón en la franja de sol que entra por la mañana y que en un par de horas desaparece.




Una cosa con la que tengo que andar con cuidado es con las plantas, porque están empezando a mostrar curiosidad por ellas, y me sé cómo empieza y cómo acaba -con tierra por el suelo y hojas mutiladas por doquier. Por ahora responden bastante bien a las reprimendas, y me da un poco de penita, porque después se quedan un rato como muy quietecillos, en plan: "nos ha regañao". 


Suna y Blas
A veces cuando les veo un poco paradotes y como aburridos sin tener hacia dónde dirigir su atención, les preparo atracciones; cajas de cartón intercomunicadas con ventanas por donde asomarse, les cuelgo una pelota de un aspa del ventilador del techo a ver qué hacen... Si tú también te lo preguntas, aquí está el vídeo:


(Continuación aquí)

lunes, 2 de junio de 2014

Felicitación sorpresa

Como este año he sido tan perezosa para escribir un post de auto-felicitación cumpleañística, valga la felicitación sorpresa de google como testigo de este, mi día.


 Gracias, google, vas a hacer que me sonroje... ;)