miércoles, 29 de julio de 2015

¡Empiezo mis vacaciones de verano!

Hoy ha sido mi primer día de vacaciones, pero es curioso cómo la sensación exultante que siempre espero de este momento, llegado el día no surge así como así, hay que provocarla; pensar en las ganas que tenía de por fin holganza, por fin no madrugar ni tener obligaciones, la perspectiva de tener más de un mes y medio de esto por delante... 


También en cierto modo, las vacaciones de verano son una responsabilidad. Con esta eterna ola de calor sofocante no apetece hacer nada. Durante el curso del BC, volvía de currar a las tres y ya en casa medio comía, si acaso me echaba una siesta, y me tiraba al sofá con el ordenador. Luego cuando ya era tarde y no podía postergarlo más, preparaba mi clase del día siguiente, y poco más, la verdad. Como ciertamente me aburría, pensaba ¿qué puedo hacer? Y se me ocurrían cosas (pequeñas reparaciones en casa, algún proyecto de los míos...) pero a continuación pensaba: No puedo. No tengo ganas de hacer naadaa. Hasta  bien pasadas las diez no cedía un poco el calor -y muchas noches a las doce de la noche aún hacía más de 30º. Y así pasaban los días, uno tras otro... pero al menos estaba siendo "productiva" por la mañana.

Así que ahora que mi actividad depende meramente de mí, me he propuesto hacer cosas. Para ello mi primera estrategia (no es la primera vez que echo mano de ella) es ir haciendo una lista con las cosas que podría hacer a medida que se me ocurran, y en los ratos en los que esté inactiva y pelín aburrida, consultar la lista y elegir. 

Una de las cosas de la lista es pasarme por aquí y contar mis historietas, así que supongo que sabréis de mí de nuevo pronto.

jueves, 16 de julio de 2015

Lola y Luna

Hace un mes estaba ojeando mi Facebook cuando vi un post de Protección felina, la asociación para la que soy casa de acogida, que me toco la fibra sensible. Era sobre los gatos negros; decían que tenían 17 gatitos bebés en adopción que se les acumulaban porque por lo visto no son muy populares. Me dio mucha pena, y aunque nunca reenvío sus publicaciones porque sé que mis poco más de diez contactos en esta red social no estarían por la labor de adoptar un minino, si se compadecían y reenviaban, quizás podría así salir algún adoptante para estos monstruitos. 
Busqué una foto de Tirillas -un gato negro que vive con Laura y que es mi gato favorito de todos los que he conocido, un poco como mi "ahijado" gatuno- para añadirla a la publicación. En el momento en que le tenía en la pantalla del ordenador, me llegó un wasap de Carmen de Protección Felina; que si podía acoger unos gatitos. Yo, que claro. Me envió la foto de los gatitos (las gatitas) en cuestión... ¡¡¡dos gatitas negras!!!¿¡Serendípity or what?!
Así que aquí las tengo. Son Luna y Lola. No estoy segura de no haberles cambiado el nombre porque a menudo pierden las cintas de distinto color que les he puesto para distinguirlas, y más o menos "adivino" cuál es cual... y es que son prácticamente idénticas; solo se distinguen en que una tiene los ojos casi imperceptiblemente más claros, y es un poco más mimosa. La más mimosa es Luna.




Dice Carmen que los gatos negros tienen una personalidad distinta, que son más tímidos y más reacios al contacto humano y tardan en coger confianza. Yo no lo hubiera creído, pero estas dos son ciertamente diferentes a todos los demás que he tenido en acogida; son muy buenas y muy, muy... muy juguetonas. Un poco trastos, la verdad; he tenido que transformar la decoración de la casa para adaptarla a sus ganas de explorarlo todo, y sus consecuencias, sobre todo las plantas, que les chiiiflan. Como muestra, este botón -pobres tréboles, pero ya estaban de capa caída y decidí sacrificarlos a los juegos de las peques; y cómo los disfrutaron... 


Aunque les gusta mi compañía y suelen estar donde estoy yo, no suelen pedir mimos. Cuando me acerco yo y les acaricio la cabecita, la apartan como diciendo: "¿tú adonde vaaas?" Poco a poco van aceptando las caricias e incluso pidiéndolas, pero en su propios términos y a su propio tempo. A mí me mola mucho que sean así, independientes, aunque procuro ir acostumbrándolas al sobe, porque los adoptantes suelen querer gatitos mimosos.


Las pobres están pasando musha caló, y la mayoría de las veces buscan superficies fresquitas para echarse a dormir; el cristal,  


el suelo...
...y otras opciones más creativas.



Se llevan las dos genial, y entre siesta y siesta juegan como locas; pegan unos saltos y se echan unas carreras... dándolo todo. Luego tienen también sus momentos cariñosones de hermanas bien avenidas; a veces a Lola le da por mamar de Luna, que le deja hacer resignada, como diciendo: "Bueno hija, si te hace feliz tú dale..."


La semana pasada les salió un adoptante que me aseguró que iba a quedarse con las dos. Yo estaba contentísima de que no fueran a separarse, pero tras unos cuantos intentos de que viniera a conocerlas, salió con una excusa peregrina y vuelta a empezar. Lo malo es que en agosto me iré de vacaciones, y si aún no las han adoptado tendrán que irse a otra casa de acogida. A ver si hay suerte...

sábado, 11 de julio de 2015

Un reencuentro serendípico

El domingo pasado estaba en casa con la determinación de no salir en todo el día. De hecho había medio quedado con Ángela, y cuando me llamó para darme no se qué excusa por la que no podíamos queadar, me alegré francamente, porque con esta maldita ola de calor no apetece nada moverse. Así que por hacer algo, me puse a ordenar y organizar la ropa de verano que aún no había acabado de colocar.  En parte por esa ociosidad, me dio por probarme modelitos de ropa que no había visto desde el verano pasado: los pantalones cortos caqui con algunas camisetas de tirantes, la falda blanca larga con ese top rojo con conchitas que me regaló Ángela... "Anda, mira qué mono me queda esto" -pensé. Me puse unas sandalias para acabar de rematar el modelito, y de repente algo me empujó a, ya que estaba vestida, salir a dar una vuelta y lucir look. Pero a la vez estaba muy extrañada con mi decisión repentina; "Pero si llevo todo el día diciendo que no voy a poner un pie en la calle...". Entonces pené;"¿Quizás tengo que encontrarme con alguien?"  Me acordé de cuando me encontré con Juan Carlos a la vuelta de casa, contra todo pronóstico de que coincidiéramos y debido a una cadena de "casualidades", pero en seguida me olvidé de mi "paja".

Cogí la calle Mira el sol hacia Lavapiés, y cruzando Embajadores vi una silueta que salía de la terraza de Peyma dirigiéndose a mí...  ¿¿Cómo?? ¡¡Heather!! ¡No puede ser! Mientras se iba acercando me miraba con una sonrisa en la que leí en un segundo: "Estoy tan flipada como tú, sé que hace una eternidad que no nos vemos y que la cosa acabó rara, pero lo que me sale ahora es bueno... ¿y a ti?"  Al estar una frente a otra nos dimos un abrazo muy sentido y muy bonito sin decir mucho, sintiendo el momento y no dando crédito. Al separarnos me contó ojiplática que justo acababa de pensar en mí, en que estando ahí podría encontrarse conmigo, levantó la vista y me vió aparecer. Yo no le dije nada de "lo mío" hasta más tarde.

Las dos estábamos visiblemente nerviosas, resoplando sin ocultarlo y moviendo la cabeza de un lado a otro, diciendo: "flipo". El corazón poco a poco se fue calmando mientras hablábamos, aunque noté una gota de sudor que rodaba desde mi axila por el brazo. Mientras, me ponía al día de las últimas (tristes) noticias de su vida; que ahora vivía en Bayona, en Francia, y había vuelto para reencontrarse consigo misma y con "su gente"... que sentía mucho cómo se había distanciado de mí, y cómo ahora veía el absurdo de lo que había pasado. Que verme le hacía sentir que había perdido a alguien casi como de su familia, como a una hermana. Yo sentía lo mismo.

En la terraza de La Mancha daban fusfus de agua para combatir la caló

Ayer quedamos para ponernos al día y fue todo muy, muy sorprendente, muy íntimo; compartíamos una conexión muy especial; mucha complicidad, muchas más "casualidades" que habíamos compartido en la distancia; casi una evolución paralela. Hablamos desde el corazón, y me reencontré una mujer maravillosa, fuerte, que había aprendido mucho con los palos de la vida y evolucionado a mejor. 

Lo que nos depare la vida está aún por escribir.

viernes, 3 de julio de 2015

El cubo- ascensor

Acabo de presenciar una escena de barrio fantástica. Descandando mi bici en frente de la tienda de alimentación de la que acababa de salir oigo: "Amigoo, amigooo..." Veo un cubo verde bajando colgado de una cuerda. El chino sale de la tienda, coje algo del cubo, intercambia unas palabras con la señora (gitana ella) que dice: "Pero pónmelas fresquitas". El chino mete unas botellas en el cubo, y comienza su ascenso a tirón de cuerda. Tenía toda la pinta de que fuera algo habitual.

Me ha encantao Emoticono grin