jueves, 16 de julio de 2015

Lola y Luna

Hace un mes estaba ojeando mi Facebook cuando vi un post de Protección felina, la asociación para la que soy casa de acogida, que me toco la fibra sensible. Era sobre los gatos negros; decían que tenían 17 gatitos bebés en adopción que se les acumulaban porque por lo visto no son muy populares. Me dio mucha pena, y aunque nunca reenvío sus publicaciones porque sé que mis poco más de diez contactos en esta red social no estarían por la labor de adoptar un minino, si se compadecían y reenviaban, quizás podría así salir algún adoptante para estos monstruitos. 
Busqué una foto de Tirillas -un gato negro que vive con Laura y que es mi gato favorito de todos los que he conocido, un poco como mi "ahijado" gatuno- para añadirla a la publicación. En el momento en que le tenía en la pantalla del ordenador, me llegó un wasap de Carmen de Protección Felina; que si podía acoger unos gatitos. Yo, que claro. Me envió la foto de los gatitos (las gatitas) en cuestión... ¡¡¡dos gatitas negras!!!¿¡Serendípity or what?!
Así que aquí las tengo. Son Luna y Lola. No estoy segura de no haberles cambiado el nombre porque a menudo pierden las cintas de distinto color que les he puesto para distinguirlas, y más o menos "adivino" cuál es cual... y es que son prácticamente idénticas; solo se distinguen en que una tiene los ojos casi imperceptiblemente más claros, y es un poco más mimosa. La más mimosa es Luna.




Dice Carmen que los gatos negros tienen una personalidad distinta, que son más tímidos y más reacios al contacto humano y tardan en coger confianza. Yo no lo hubiera creído, pero estas dos son ciertamente diferentes a todos los demás que he tenido en acogida; son muy buenas y muy, muy... muy juguetonas. Un poco trastos, la verdad; he tenido que transformar la decoración de la casa para adaptarla a sus ganas de explorarlo todo, y sus consecuencias, sobre todo las plantas, que les chiiiflan. Como muestra, este botón -pobres tréboles, pero ya estaban de capa caída y decidí sacrificarlos a los juegos de las peques; y cómo los disfrutaron... 


Aunque les gusta mi compañía y suelen estar donde estoy yo, no suelen pedir mimos. Cuando me acerco yo y les acaricio la cabecita, la apartan como diciendo: "¿tú adonde vaaas?" Poco a poco van aceptando las caricias e incluso pidiéndolas, pero en su propios términos y a su propio tempo. A mí me mola mucho que sean así, independientes, aunque procuro ir acostumbrándolas al sobe, porque los adoptantes suelen querer gatitos mimosos.


Las pobres están pasando musha caló, y la mayoría de las veces buscan superficies fresquitas para echarse a dormir; el cristal,  


el suelo...
...y otras opciones más creativas.



Se llevan las dos genial, y entre siesta y siesta juegan como locas; pegan unos saltos y se echan unas carreras... dándolo todo. Luego tienen también sus momentos cariñosones de hermanas bien avenidas; a veces a Lola le da por mamar de Luna, que le deja hacer resignada, como diciendo: "Bueno hija, si te hace feliz tú dale..."


La semana pasada les salió un adoptante que me aseguró que iba a quedarse con las dos. Yo estaba contentísima de que no fueran a separarse, pero tras unos cuantos intentos de que viniera a conocerlas, salió con una excusa peregrina y vuelta a empezar. Lo malo es que en agosto me iré de vacaciones, y si aún no las han adoptado tendrán que irse a otra casa de acogida. A ver si hay suerte...

2 comentarios:

  1. Hola Laura! Nosotros adoptamos a Uri el año pasado (te acuerdas de el? Esta guapiiiisimo y súper grande!!). Hace unos meses decidimos darle un hermanito negrito q también necesitaba acogida urgente: una vez entró en casa fuimos incapaces de dejarle ir, y ahora son súper felices los dos!!

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    1. ¡¡¡Ole!!! ¡Cuánto me alegro de saber que Uri está bien y de que tiene un hermanito! Gracias por dejarme mensajito ;)

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