Por sugerencia de Luis, ayer viernes quedamos sobre las 10 para una video-copa, ya cenaos.
Como acababa de aprender a poner fondos virtuales me puse uno con barquitos para sorprenderle, una foto que hice cuando estuve en Cádiz hace un par de veranos. Hasta me cogí mis gafas de sol, faltaría más.
Cuando apareció Luis, me le encontré de esta guisa, con un fondo virtual de césped. Me partí, porque la otra vez que habíamos hablado ninguno de los dos apareció con fondo... parece que vamos aprendiendo cutre-trucos de zoom a medida que nos vamos adentrando en la deep quarantine. Me confesó orgulloso que le había enseñado su hijo Nicolás, a sus tiernos 7 años.
Pues estuvimos de charla muy animosamente, él con su vino y después cerveza, yo con mi vermucito... nada menos que hasta la una y media de la mañana. Aunque obviamente no acaba de ser como una quedada en carne y hueso, como he dicho antes por aquí, se le engaña al cerebro; al irme a la cama tenía la sensación de que había estado con él frente a frente, como tantas otras veces.
Doy fe 😄
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