viernes, 27 de marzo de 2020

¡Toma ironía del destino!

No suelo tener New Year's resolutions, pero este 2020 me propuse que iba a hacer un esfuerzo por salir más, que ya estaba bien de quedarme en casa los findes, de escaquearme como una anguila de los planes que surgían a mi alrededor para meramente quedarme en casa a mi pedo.

Y lo he estado haciendo. Por ejemplo recuerdo un finde el mes pasado que Ángela me dijo que había invitado a comer con unas amigas a su casa, que si me apuntaba, que eran chicas muy majas, muy normales. Le dije que gracias por la invitación, pero que ya me conocía y que eso no iba conmigo. Pero entonces me acordé de lo que me había propuesto, y decidí pensármelo. Al día siguiente llamé a Ángela para decirle que venga, que me apuntaba. Lo cierto es que lo pasé muy bien, me alegré de haber ido y más que nada me sentí satisfecha de haber salido de mi comfort zone

Estos días veo la foto que me regaló Noski, que uso para ponerme frases motivadoras; la última que puse fue "¡SAL!" Ja. "Sal". No he querido quitarla, creo que en parte porque le veo el humor a la cosa, y en parte porque me resisto a aceptar que estamos en la situación que estamos, y que a saber cuándo salir o no salir será una cuestión opcional




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