sábado, 15 de octubre de 2016

Cindy y Shira

Estas son Cindy y Shira, las últimas gatitas que están en casa esperando que les encuentre su familia para siempre. 


Fueron rescatadas de una colonia, y son hermanitas de madre de unos que tuve el año pasado; Paty y Lino, y como ellos, son super especiales. No sé exáctamente qué es lo que hace a unos gatitos más especiales que a otros, quizás sea algo personal, una sintonía... El caso es que estas pequeñajas me sacan toda la ternura, el buen rollo, las risas y el achuche que tengo dentro. 

Aunque son parecidas físicamente se las distingue porque Cindy es más oscurita y un poquito más grande; además tienen una carita y una expresión muy distinta. Son las dos muy, muy sociables y nada miedosas; el primer día que las trajeron se pasearon por la casa explorándola como si supieran que era su futuro campo de acción, sin ninguna reticencia ni ningún rubor; como las princesitas guerreras que son.



Sus horas de actividad frenética son las primeras de la mañana y las últimas de la noche; el resto del tiempo están dormitando, se levantan un rato para seguirme cuando voy a la cocina o me ven haciendo algo que despierta su curiosidad -como barrer, cepillarme los dientes... O si oyen una mosca zumbando, se ponen en acción a perseguirla de habitación en habitación como si fuera la más codiciada presa.


Shira es lo que se llama "una gatita habladora". Se comunica maullando, sobre todo para atraer mi atención y que haga lo que ella quiere. Suele ser en la cocina, cuando me estoy haciendo el té o cualquier otra cosa y ella no puede ver, maulla insistentemente muerta de la curiosidad hasta que la subo a la encimera. No es que quiera comida, solo quiere cotillear, y desde abajo no puede! También a veces sólo quiere que la suba para poder pedirme un rato de mimos.


Cindy no es tan habladora; su especialidad es hacer la croqueta. Esto es; se acerca a mí, empieza a andar como medio borracha, hasta que decide de qué lado caer, cabeza primero, y se revuelca sobre su espalda ofreciendo su tripita para que se la sobe. Cuando quiere sobe en la cabeza, la aproxima a la mano que está en la tripa, muy elocuentemente, y vuelta a empezar. Pero también es más intrépida que Shira -y se atreve hasta con las boas! 


Son las dos inseparables, y afortunadamente todos (sus rescatadores, su anterior casa de acogida y en la asociación) estamos de acuerdo en que tienen que seguir juntitas, encontrar una familia que las quiera a las dos. Y de verdad creo que esa familia será feliz y se sentirá afortunada con esta pareja tan especial.

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