martes, 30 de diciembre de 2014

Poster ciclista

Tengo la buena fortuna de tener un hermano generoso y con acceso a un plotter en el curro (como una fotocopiadora grande, para los legos) de manera que cuando se me ocurre un póster que me molaría tener, solo tengo que pedírselo. Como no es muy a menudo y es una alma dadivosa, me lo hace encantado.

El último que me hizo fue un mandala para el salón en tonos naranjas. Lo tuve un par de años presidiendo el salón, pero no estaba muy entusiasmada con él -además de que lo puse un pelín torcido, uf...- así que decidí pedirle otro para sustituirlo; uno con algún motivo ciclista. 


Busqué y busqué imágenes ciclistas y poco a poco me fui decantando por la idea de que fuera una chica montando en bici, pero necesitaba encontrar una con la que me sintiera identificada; no valían chicas cándidas con bici de cestita, no valían chicas explosivas enseñando canalillo montadas en la bici, no valían fotos de chicas intrépidas haciendo el cabra embarradas por el campo en sus bicis de montaña... porque yo no soy eso.

Entonces di con la imagen perfecta; un póster en el que la chica está esperando en un cruce, sentada en la barra superior de su bici, en una postura muy habitual en mí. Y aunque los colores eran algo apagados, no había ninguna imágen ni remotamente mejor, así que fue la que le mandé a Carlos para que me la imprimiera. En cuanto me la dio me puse manos a la obra para poder colgarla sin dilación.


Pero al colgar el cuadro en el salón me sentí trístemente decepcionada con el resultado; al ser la pared roja, la imágen con sus colores apagados, como si estuviera imprimida sobre un papel anaranjado, no destacaba mucho. Desalentada probé en la habitación de invitados y... ¡vivaaa! quedé encantada con el efecto, "Ahí sí"-me dije a mí misma satisfecha.


Tanto me gustó que durante poco más de una semana, con una excusa que me inventé, estuve durmiendo en esta habitación. Cada vez que veía el póster de reojo sentía que yo era esa chica... una sensación un poco extraña.

Por lo visto no era la única en ver mi parecido con la chica del póster; mi madre vino un día a casa y cuando sin apenas darle tiempo de quitarse el abrigo la pasé orgullosa al cuarto para que viera el resultado (olvidé que ella ya había visto la imágen, porque la puse en el perfil del wassap) comentó: "¡Ah, sí!, muy bonita, ¿Cómo lo has hecho?" "¿Cómo que cómo lo he hecho?" -inquirí confusa. "Sí, con un filtro o algo? Porque eres tú, ¿no?" ¡¡Se creía que era yo la chica de la foto!! Mentiría si dijera que no me encantó la confusión.

Ayer vino Iñaki a casa y vio el póster. Le comenté la equivocación de mi madre y seguimos la charleta. Por la tarde me llegó un wassap suyo: "Ah, yo también creía que eras tú en la foto del perfil..." "Jejeje... qué guay." 

No hay comentarios:

Publicar un comentario