sábado, 30 de agosto de 2014

Regalos estrenados

Ayer volví de mis vacaciones en Villager. Después de mi semanita en Algarve y mi semanita en familia, para mí era una bendición disfrutar de mi soledad para hacer mis cosas -lo que se me ocurriera. Me topé con unos sellos que compré hace como un mes para el cumple de Jara, y no me supe resistir: "Bueno, me quedo estos sellos y luego le compro otros a ella, que me apetece jugar" Y me puse manos a la obra.


Un pueblito

Una pequeña ciudad

El campito
Me lo pasé pipa ahí entretenida pensando en composiciones y ejecutándolas, jugando con las proporciones (el gato, por ejemplo, tiene que ir siempre delante porque es demasiado grande en proporción con los demás), aprendiendo a mojar los sellos más o menos según conveniencia, intentando que no salieran los cantos del sello al prensarlo sobre el papel... cuando hago cosas así, entro en flow y el tiempo pasa sin que me entere.


Hace mucho tiempo Pili me contó que su amiga Cristina y ella a menudo se regalaban cosas ya estrenadas. Compraban por ejemplo una bufanda, y los días de antes de dárselo a la otra persona, la disfrutaban a sus anchas. Luego lo confesaban sin pudor; era una costumbre que las dos asumían alegremente.

Leer los libros antes de regalarlos es también relativamente frecuente.

Así que pensé que como yo ya había disfrutado los sellitos, y aunque solo cuestan tres euricos de , ¿para qué comprar unos nuevos si seguramente no los vuelva a usar? Un poco de aguita y jabón, dejarlos secar, y aquí no ha pasado nada. ¡Toma Jara, tu regalo de cumpleaños atrasado! 

Pero yo no voy a confesar. Le enseñaré los dibujos que he hecho "con los sellos que tengo yo iguales" por si acaso no lo ve como yo y piensa que su tía es una cutre.

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