sábado, 15 de noviembre de 2014

El yin y el yang de biciMad

Este pasado mes de junio se puso en funcionamiento un sistema público de alquiler de bicicletas eléctricas en Madrid; biciMad.


En esta foto se ven todas muy monas en su aparcamiento, pero la imagen es con demasiada frecuencia esta otra:

Luz roja en el anclaje significa que la bici no puede cogerse. 
Confesaré que había escrito una entrada sesuda, con datos concretos sobre el (deficiente) funcionamiento de BiciMad, su precio etc ... pero lo he borrado todo, porque pa' qué, si yo lo que vengo a contar no tiene que ver con eso. Así que empiezo de nuevo.

Es innegable el efecto positivo que la instauración de BiciMad ha tenido para el colectivo ciclista; más bicis en las calles, además con el beneplácito del ayuntamiento, hacen que poco a poco los conductores de coches, taxis y autobuses se acostumbren y asuman que las bicis están en Madrid para quedarse, que tienen tanto derecho a ocupar las calles como los vehículos a motor, y que se les debe igual -o mayor- respeto. El cambio se ha notado, y mucho.

Eso es lo que piensa mi lado racional. 

Pero lo cierto es que a mi lado irracional estas bicis no le gustan ni un pelo. Ni siquiera estoy muy segura de qué es lo que no le gusta en concreto; un poco porque las ha puesto el PP, un poco por la estética de las bicis... venga, va... y un mucho que son eléctricas, y que cualquier mindundi puede adelantarme sin el más mínimo esfuerzo, qué leche! ¡a mí, maribaiker de pro!


Durante muchos años me engañé a mí misma contándome la milonga de que yo no era competitiva, y hasta me la creí, pero cuando me adelanta una de estas bicis siento un desprecio que no es normal; "¡Pero si eres un tío mierda que ni siquiera tiene bici propia, hombre! -pienso- ¡Te creerás muy guay por adelantarme en una bici eléctrica! No te jode..."

El otro día me adelantó una tía (mierda) subiendo la calle Carretas en su bici eléctrica (que ni era suya ni ná) y se lo solté sin más en el momento en que me sobrepasaba, para que lo oyera bien -aunque disimulé diciéndolo con una sonrisa: "¡Con bici eléctrica ya podrás!" "¿Qué?"-me preguntó la muy gilipollas. "Nada... una broma." Imbécil.

¿Me lo tendría que hacer ver?

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