martes, 9 de junio de 2020

Comenzamos la fase 2

Hoy, lunes, hemos comenzado la fase 2. ¿Qué significa esto? Poca diferencia tirando a ninguna para mí en la vida real respecto a la anterior, la verdad. Abren centros comerciales y bares por dentro, y discotecas (aunque por lo visto no se puede bailar) y las franjas de horarios ya no existen. En la práctica llevo yo ignorándolas desde que las terrazas de los bares están abiertas y reunirse con grupos de hasta 10 personas, porque la excusa es tan fácil... En fin, y ahora podemos también reunirnos hasta 15 personas. Las únicas veces en que me reúno yo con tanta gente es en las reuniones familiares, que somos 12 -13 contando a Ron, así que lo mismo, no voy a notar ese cambio. Respecto a la movilidad, seguimos sin poder salir de la provincia, aunque eso por ahora me la sopla bastante; cruzo los dedos para que el julio podamos ir a Villager unos días.

Esto ya ha llegado a un punto que en el día a día cada vez se nota menos. Cuando piensas de dónde venimos, de cómo era nuestra vida en la cuarentena hard core, esto es ya prácticamente la "nueva normalidad" esa de la que tanto se habla. Lo único son las mascarillas, eso sí que es chocante cuando lo piensas, pero es eso... la nueva normalidad -aunque a Elena, mi fisio, le joda tanto la expresión.

Los aplausos ya acabaron en mi calle cuando se pudo salir al terraceo, supongo que en gran parte porque Iván dejó de poner su Resistiré y todos aprovechamos para darlos por finiquitados. Aún se oyen dos o tres personas en la calle, y un par de veces me he unido a ellos por solidaridad. Da un poco de pena/nostalgia ver todos los balcones en los que antes se asomaban los vecinos "de siempre" vacíos, pero fue bonito mientras duró. Lástima que no grabé un vídeo... mira que lo pensé, y se me pasó. Bueno, para la segunda oleada, si viene. :S También me uno si me pillan por la calle, como el otro día que estaba en la plaza de Lavapiés, y había un par de viejecillas y un viejecillo más abajo en el balcón aplaudiendo, y me uní a sus aplausos. ¿Qué será lo que les hace continuar? Me acuerdo de lo que me contó mi madre de una señora mayor a la que oyó por la calle: "A mi Pablo me lo curaron, que estuvo muy malito y yo pensaba que se me iba, así que yo voy a seguir aplaudiendo todos los días".

Los cacerolos no sé si seguirán, porque aquí en el barrio no se han oído nunca mucho. Me daré una vuelta un día de estos a ver, pero lo dudo.

En el super ya no hay colas, ni segurata para asegurarse (v la r) de que te pongas los guantes. Aunque de vez en cuando por megafonía advierten de la importancia de mantener la distancia de seguridad de al menos un metro (a veces es un metro, otras veces dos) e incluso el otro día dijeron: "No hace falta acumular. Racionalicemos el miedo. Esto va a estar abierto... todo el rato" o algo así. Otra cosa rara es una zona señalizada con cinta con rayas diagonales blancas y rojas en alguas partes, la más grande en mitad de la zona de frutería, para poner los carros y las cestas. En cuanto llegas a la zona, aunque no dejes la cesta desatendida, te advierte un trabajador de Mercadona que tienes que dejar ahí la cesta o el carro para que no dificulte el paso y podamos mantener la distancia de seguridad. Me pregunto cuántas de estas medidas de verdad sirven para algo.



Otro cambio es que en el transporte público no va a haber asientos con la pegatina puesta de que ahí no te puedes sentar, y supongo que aumentarán el aforo.



Supongo que como consecuencia de esta paulatina vuelta a la pseudo-normalidad, también dejaré de escribir tantas entradas aquí; porque ya no habrá cosas curiosas coronavíricas que dejar registradas por escrito, y porque al poder salir tendré otras actividades que hacer... 

...aunque dicen que en septiembre habrá una nueva ola.

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