Prácticamente lo primero que hice el día que empecé mis vacaciones; cambiar el rincón del escritorio por mi "terracita interior", que cumple su tercer año.
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Antes escritorio |
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Después, terracita de verano. |
En cuanto lo ví así lo sentí realmente; ¡estoy de vacaciones! Mi rinconcito en la ventana donde me siento por las noches a la fresca, viendo el móvil colgante que me hice con conchas recogidas en Conil...
Cuando hay suerte y sopla una brisita, las conchas tintinean al chocar unas con otras, y me quedo ahí disfrutándo, haciendo nada más que holgar, mirando la calle o con los ojos perdidos en el vacío. En vacaciones la mente cambia el chip radicalmente, y es normal no tener nada que hacer. Es entonces cuando se me ocurren montones de cosas interesantes... o no, pero da igual.
He de decir que no soy la única a quien le gusta el sitito; Uri también le saca mucho partido. Le encanta cotillear desde su mirador, o sentarse a la fresca y de vez en cuando echar una cabezadita.
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